La historia que os traemos hoy es la de muchos jóvenes. Jóvenes cualificados que tienen que abandonar su país para encontrar empleo en otros. Se estima que el 43% de los desempleados españoles entre 20 y 34 años tienen planes de salir de España para buscar trabajo. Érika es una de esas jóvenes que ha tenido que emigrar tras nueve meses en España sin conseguir trabajo y que tan solo tardó 48 horas en encontrar un empleo de lo suyo.
Os cuenta su historia:
"Estudié el grado de Ciencias Políticas en Madrid y me especialicé en Investigación en Ciencia Política y Administración Pública gracias a un máster doble por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona y otra de Alemania.
Cuando finalicé mi último curso del máster y mis prácticas en Alemania regresé a España y encontré empleo para hacer estudios de mercado en Barcelona. Tuve suerte porque en cierto modo estaba relacionado con mis estudios, pero noté un cambio grande de trabajar en Alemania a España ya que allí se le da mucha importancia a la parte técnica y los sueldos en estos puestos son bastante más altos que lo que puedas esperar en España. Cuando acabaron mis prácticas y entregué el trabajo de fin de máster, me puse manos a la obra a buscar trabajo tanto en mi país como fuera.
Durante estos nueve meses, mi trabajo era buscar trabajo. Me hice una plantilla de mi currículum para ir modificándola enfocada a cada uno de los puestos a los que aplicaba. Además, en mi área suelen pedir cartas de motivación junto al CV por lo que aplicar a un trabajo te puede llevar unas horas e incluso un día.
Pronto me encontré con un problema que ralentizo las contrataciones de personal en las empresas: la Covid-19. Digamos que no estaba en el momento óptimo para buscar empleo, por lo que en estos meses de más parón me dediqué a formarme en competencias que veía necesarias para mi perfil. En mayo, cuando empezaron a desconfinar el país, volví manos a la obra a aplicar a ofertas que iban saliendo.
Mientras encontraba empleo de lo mío, como no tenía mucha pinta de que saliera pronto porque las ofertas salían a cuentagotas, en junio decidí buscar trabajo como cajera, personal de tienda, etc. Tampoco hubo suerte, el país seguía bastante parado.
Tras conocer el resultado de uno de los procesos de selección en los que estaba y no tener otros procesos abiertos, tuve la oportunidad de irme a Escocia a probar suerte. No tenía nada que perder por intentarlo ya que en España las cosas no estaban bien por mucho que yo me quisiera quedar.
Cuando llegué a Escocia mi idea era trabajar en hostelería o como profesora de español, y también apliqué en las universidades que suelen dar empleos a tiempo parcial. Tardé 48 horas en encontrar trabajo relacionado con lo mío en una de estas universidades gracias a un contacto, algo impensable en España ya que no tienen recursos para contratar a personal como lo tienen las universidades centro europeas.
Me da rabia tener que irme fuera porque siempre he querido vivir y crear mi carrera profesional en España. Lo curioso es que el Gobierno es quien me ha pagado los estudios gracias a las becas que he conseguido, por lo que han formado a una persona para dejarla ir con su conocimiento a otro lugar."